jueves, 24 de noviembre de 2011

Relación entre hombre, trabajo y tecnologia

La naturaleza dota a los seres humanos de numerosas características que pueden crear valor económico. Nuestros brazos, piernas y espaldas pueden desempeñar una labor física. Nuestras manos y dedos pueden moldear y manipular objetos. Nuestros cerebros pueden razonar, imaginar e innovar. Nuestro espíritu humano puede entretener, brindar consuelo e inspirar.
A medida que la productividad reorganiza la economía, cambia la manera en que utilizamos nuestras destrezas y talentos innatos en el lugar de trabajo. El desarrollo fluye principalmente de la tecnología y el comercio. Cada generación de invenciones e innovaciones produce herramientas para hacerse cargo de más de las tareas que una vez realizaron seres humanos. Cada expansión del comercio abre la posibilidad de realizar tareas de manera más económica en países que pagan salarios más bajos.
Los estadounidenses se ajustan al tomar empleos que ponen nuestros otros talentos a trabajar. Con el tiempo, nuestro trabajo se desplaza hacia arriba de una jerarquía de talentos humanos, concentrándose en nuevas tareas que requieren destrezas de orden mayor, las que la maquinaria o la subcontratación no pueden efectuar de manera tan efectiva. Al redefinir la forma en que trabajamos, la economía crea una nueva y más productiva mezcla de tecnología y talentos humanos.
Al nivel más primitivo de desarrollo económico, el trabajo involucró la fuerza física bruta: excavado, alzamiento, transporte y similares. Nuestros ancestros cazaban, recolectaban y labraban canales para cosechas recolectadas eventualmente a mano. Ejércitos de trabajadores, que transportaban enormes piedras únicamente con herramientas sencillas, construyeron las pirámides de Egipto. Algunos trabajadores se ganaban la vida explotando otros talentos, pero la fuerza física dominaba la vida económica hasta la Revolución Industrial.
La nueva era trajo máquinas más fuertes y más durables que la fuerza física y se hicieron cargo de más del trabajo físico. El papel de las personas se convirtió en la destreza manual, la habilidad de controlar herramientas con destrezas motoras. Las manos humanas se necesitaban para hacer funcionar la maquinaria. Nosotros trabajábamos con taladros eléctricos y carretillas elevadoras, mas bien que con piochas y palas. Millones de estadounidenses tomaron empleos en las líneas de ensamblaje de la nación, con lo que se convirtieron en piezas móviles de la vasta maquinaria que fabricaba acero, vehículos, alimentos procesados y mucho más.
La nueva tecnología condujo a una automatización lo suficientemente sofisticada para hacer funcionar las máquinas, con lo que se redujo el número de trabajadores en las fábricas. Muchas fábricas modernas emplean sólo unos cuantos técnicos altamente capacitados para darles mantenimiento a las computadoras que ejecutan casi todas las fases de la producción.
Las personas que una vez operaron maquinaria encontraron trabajo que se apoyaba más en el uso de sus mentes. De primero, muchos trabajos requerían inteligencia formulista, al aplicar estándares de rutina en llevar libros de mayor, realizar conteos y otras asignaciones. El paso siguiente hacia un nivel superior involucraba empleos que requerían de razonamiento analítico, la capacidad de resolver problemas. Tomamos empleos como ingenieros, gerentes y programadores.
En nuestro tiempo, las computadoras están haciéndose cargo de muchas de las tareas mentales que no hace mucho tiempo sólo los seres humanos podían hacer. Al principio, las máquinas podían manejar sólo tareas relativamente sencillas de inteligencia formulista, probando ser más rápidas y precisas en el cálculo que el cerebro humano. Las computadoras cada vez más poderosas, capaces de ejecutar enormes programas, desempeñan ahora más de nuestras tareas analíticas. Los avances en la inteligencia artificial les permiten a las computadoras volar aviones, contestar llamadas telefónicas y dar seguimiento a patrones de compra. Una computadora IBM hasta pudo derrotar al campeón mundial de ajedrez, Garry Kasparov, en 1997.
En el mundo actual, las compañías y los trabajadores enfrentan el reto de ascender la jerarquía de los talentos humanos. Los trabajadores están utilizando cada vez más aquellas características que nos hacen verdaderamente humanos. Algunos empleos requieren de imaginación y creatividad, inclusive la habilidad de diseñar, innovar y entretener. Otros trabajos se apoyan en destrezas sociales, tales como la resolución de conflictos, la cooperación y hasta el humor. Es más probable que el trabajo le dé bastante importancia a la habilidad de inspirar y motivar, una capacidad social que los científicos llaman inteligencia emocional.
Muchos trabajos que requieren fuerza física, destreza manual e inteligencia formulista los desempeñan cada vez más trabajadores de otros países. A medida que la Internet acelera las comunicaciones, las compañías están contratando más extranjeros con destrezas analíticas. No todos los empleos establecidos desde hace mucho tiempo se han ido de Estados Unidos, sino más de nosotros estamos ganando nuestros cheques de pago en el nivel superior de la jerarquía de los talentos humanos.
En la década pasada, una era de rápido cambio tecnológico y globalización, las grandes ganancias de los empleos recayeron en ocupaciones que confían en las destrezas personales y en las destrezas relacionadas con la inteligencia emocional. Agregamos 512,000 enfermeras registradas y 248,000 personas en ventas de servicios financieros. Otros empleados en ocupaciones en crecimiento incluyen abogados, consejeros educativos y vocacionales y trabajadores de la industria del entretenimiento.
La década pasada también vio ganancias en empleos que involucran la imaginación y la creatividad: diseñadores, arquitectos, fotógrafos, actores y directores. La categoría de estilistas y cosmetólogos se elevó a 146,000 empleos. Muchas ocupaciones que utilizan razonamiento analítico también han continuado creciendo, pero los operadores de computadoras y otros empleados han comenzado a ver descender sus cifras.
El desarrollo de la tecnología permite cada vez más simplificar procesos de trabajo, disponer de más tiempo libre así como también la movilidad que podemos tener se pronuncia aún más. Es que por medio de los dispositivos móviles por ejemplo ya no es necesaria la oficina y esas largas aburridas horas frente al pc, sentado en una silla sobre un escritorio o ubicado en un cubículo capaz de despertar y desarrollar cualquier indicio claustrofóbico que podamos tener en nuestra personalidad
   Ahora ya es posible llevar a cabo cosas impensables no hace demasiado tiempo atrás. El realizar trabajos o tareas desde el móvil cómodamente situados en una playa disfrutando del aire libre es pues una de las mayores ventajas que podemos vislumbrar.
    No se puede hablar del trabajo sin relacionarlo directamente al hombre, ya que este es el principal sujeto, actor y beneficiario de cualquier actividad. En la evolución histórica de la gestión empresarial se le ha asignado un determinado papel dentro de este sistema, y de forma explícita o implícita ha sido siempre el elemento fundamental en el desarrollo de las diferentes actividades, pues a pesar del nivel tecnológico alcanzado por la mecanización y la automatización en los procesos productivos o de servicios, detrás de ellos siempre está el hombre.